Hoy les presentamos al hijo de una señora (con mayúsculas) que hace tiempo que ya no comparte su vida con nosotros en el centro de día. Hace tiempo que nos conocimos, ya que él fue de los primeros en confiar en nosotros, allá por 2014. Representa perfectamente la figura de hijo cuidador, desde que se percata del aislamiento progresivo de su madre hasta su fallecimiento, pasando por todas las fases de atención, a lo largo de casi cuatro años.
P: Todo comienza en Verano tras el alta hospitalaria de tu madre, con falta de apetito y aislamiento cada vez mayor
R: Estuvo hospitalizada más de un mes y eso fue la gota que colmó el vaso. Contacté contigo en ese momento, pero venía de lejos. Inapetencia, apatía, problemas de memoria... Pensábamos que no salía de casa, pero cogió su rutina y vivió un tiempo más con calidad de vida, alimentándose bien y con tranquilidad, para ella y para toda la familia.
P: No hablaba mucho con palabras, pero si con sus ojos, decía más callando que hablando. Me llevo su cariño al apretar la mano del que le ayudaba.
R: Era reservada, de las mujeres de antes, que iban a lo suyo sin mirar a otras casas, como madre y esposa educada para serlo. Muy eficiente y responsable, probablemente si hubiera tenido las oportunidades que hay ahora para las mujeres hubiera llegado lejos a nivel laboral. Probablemente, más que insociable, era socialmente correcta y sobria, con pocas amistades, pero de verdad.
P: ¿Cuándo asumiste el "rol" de cuidador?
R: En el momento que empezamos a observar que necesitaba ayuda para bancos, compras, acompañarla al médico (gestionar sus citas). Lo consideras normal, pero no te alarma
P: Y la alarma se enciende un día...
R: Poco a poco, primero dormita, luego el frigorífico vacío, no toma la medicación, pierde algo
P: Ella tuvo la cabeza bien hasta el final, fue más un proceso de agotamiento, con fallos de memoria por edad y desinterés por el mundo de forma progresiva
R: Efectivamente, estuvo en el centro un par de años, al principio no la acompañaba nadie en casa, luego con el servicio de ayuda a domicilio y, por último, alguien que la acompañó en casa las horas que no estaba en el centro. Fueron muy buenos esos dos años. Pero al final dejó de caminar y, en casa imposible. No se tenía de pie ni medio paso. La casa es estrecha y maniobrar con ella era complicado. Más todavía una sola persona.
P: Cambiasteis el planteamiento en el momento oportuno, Va a residencia.
R: Con todo el dolor de mi corazón, pero tras conversar contigo, tomé la decisión y, pasó allí los últimos dos meses. Me alegra que estuviese en casa bien atendida por vosotros y las chicas y saber que ingreso en una residencia cuando ya era una situación insostenible, no a las primeras de cambio.
P: Has vivido todo el proceso y te agradezco este ratito para compartirlo, te deseo lo mejor para 2021.
R: Igualmente, que sigais trabajando con nuestros mayores de la misma manera